El Camino después de la GuerraVideo con el Testimonio de un Sobreviviente durante y después de la Guerra

Unchikee sabira (No te preocupes, nosotros te guiaremos)

Sra. Yasuko Onaga

Año de nacimiento:1929

Lugar de nacimiento:Ciudad de Naha

Una vida diaria completamente diferente.

El 27 de Febrero de 1945 se ordenó a los residentes de la aldea de Mawashi mudarse a Oshikawa en la aldea Ogimi. Mi padre llevó a la gente de la comunidad de Yorimiya y la evacuó al asentamiento de Oshikawa. En ese momento, me dijo que debía irme junto con todos ellos, pero yo no queria evacuar y me quedé en casa. Mi padre me dijo que vendría a recogerme después de dos semanas y que me decidiera para entonces. Incluso después de 2 semanas, mi padre no vino a recogerme.

El 23 de Marzo comenzó el bombardeo naval estadounidense. Estudiantes de la Primera Escuela Secundaria Femenina de la Prefectura, partieron hacia el Hospital del Ejército de Haebaru como miembros del Cuerpo de Estudiantes. Dos días después, mi mejor amiga, Sada, también recibió la orden de ir como miembro del Cuerpo de Estudiantes. El 26 de Marzo fui a despedirme de mi amiga Sada. Me quedé sola y sin saber qué hacer. La familia Kinjo, que eran mis vecinos, me ofrecieron quedarme con ellos, ya que seria dificil que me quede sola en un refugio antiaéreo. Luego, el Cuerpo de Nagaoka, de la Compañía 223 Especial de Seguridad, reclutó a Nobuko de la familia Kinjo para unirse al Cuerpo de Estudiantes. El Cuerpo de Nagaoka era una unidad local, sin personal de enfermería y sin cocineros. Nobuko, a quien se le pidió que los ayudara, consultó con su familia. Le dijeron que el capitán del Cuerpo de Nagaoka era un sacerdote del Templo Ankokuji, como también un profesor de la Primera Escuela Secundaria Prefectural, y que además era el mentor de su hermano. Entonces, Nobuko decidió unirse al Cuerpo de Nagaoka, sabiendo que estaba dirigida por una persona respetable. Cuando escuché sobre esto, me preocupé de que si Nobuko se iba, me quedaría sola. Le pedí a Nobuko que me llevara con ella, aunque sabía que podría ser una carga para ella.

Alistamiento del Cuerpo de Nagaoka

El 31 de Marzo, junta con Nobuko, me uní al Cuerpo de Nagaoka. Para ese entonces, yo tenía 15 años y 4 meses. El lugar donde me alisté era una gran cueva natural en Shikina, aldea de Mawashi. Inmediatamente nos proporcionaron uniformes militares, cascos de hierro, y hasta cantimploras, y desde aquella noche, me asignaron a ayudar en la cocina. Todavía era una niña y mis manos eran pequeñas, así que me costaba hacer grandes bolas de arroz, pero aún así, hice lo mejor que pude para hacerlas y ayudar con la cocina. Durante el día, dentro de la cueva, recibí capacitación de enfermería. Durante unas dos semanas, nos intruyeron sobre cómo usar un cabestrillo y cómo tratar a los heridos.

Una noche, mientras iba a buscar agua miré a través del océano hacia el oeste, el océano estaba lleno de buques negros de la armada estadounidense. Por la noche, las balas de cañón de los disparos navales sobrevolaron sobre nosotros. Alrededor de la primera semana de abril, aviones de ataque especial (suicidas) japoneses volaron hacia los buques de guerra estadounidenses. Se lanzaron focos de búsqueda y brillaba como si fuera de día. En ella, los aviones suicidas fueron iluminadas, fueron atrapadas y disparadas, y con un triste sonido, se precipitaban y sumergían en el mar. Los aviones suicidas japoneses fueron atacados por buques navales estadounidenses, y cayeron al mar como una abeja en una telaraña. Cuando vi esta escena incluso una niña como yo, me preguntaba si podríamos ganar la guerra en estas circunstancias.

Cuerpo de Nagaoka en la feroz Batalla de Shuri

Después de ver tales escenas, el 16 de Abril la lucha comenzó a intensificarse en el frente de Shuri así que nos ordenaron que nos moviéramos. El Cuerpo de Nagaoka también nos trasladamos a una colina llamada «Nachijina-mui», donde actualmente, ahí se encuentra un hotel. Allí, estaba una unidad lanzagranadas que era el primer pelotón del Cuerpo de Nagaoka. Los lanzagranadas no parecían volar muy lejos, sin embargo, seguían siendo una de las pocas armas que quedaban, las otras eran rifles y granadas de mano. Ese era el único tipo de armas que les quedaba al ejército japonés. Mi trabajo era llevar arroz y agua a un campamento donde había de 12 a 13 soldados. En una ocasión, mientras llevaba comida, me sumérgi en una zanja con comida en los brazos para evitar el fuego de las ametralladoras de aviones militares estadounidenses. Gradualmente, comencé a reconocer la hora del día cuando volaría la artillería enemiga. No nos disparaban temprano en la mañana ni después del atardecer, así que intentaba llevar la comida en horas en las que no habían ataques.

Luego, cuando se intensificó la guerra, el Cuerpo de Nagaoka llevó a cabo ataques nocturnos. Llevaban fardos de granadas y atacaban áreas donde dormían los soldados estadounidenses. Cinco a seis soldados iban a estas misiones, y solo uno o dos regresaban con vida. De los soldados con los que había hablado el día anterior, sólo uno o dos habían regresado. Los sobrevivientes de los pelotones (1º, 2º, 3º) del Cuerpo de Nagaoka, recibieron la orden del capitán Nagaoka, a reunirse en el templo Ankokuji, cerca del Castillo de Shuri. Así que nosotras también nos trasladamos junto con el capitán, a una cueva en Ankokuji la noche del 18 de Mayo.

El 27 de Mayo, el Cuerpo de Nagaoka recibió una orden de luchar hasta el final porque era una unidad local. Para entonces, no estábamos en condiciones de luchar, sólo podíamos escondernos en nuestros refugios y esperar a que las tropas estadounidenses avancen y nos invadieran. Ese día transcurrió en este estado, y la mañana siguiente del 29 de Mayo, se dispararon cañones de tanque contra la cueva donde estabámos escondidos. Poco a poco los tanques se acercaban y fuimos atacados por lanzallamas. Entonces, como en persecución, bombas de fósforo amarillo fueron arrojados al refugio. El humo casi me asfixia y casi pierdo el conocimiento. Fue entonces cuando noté sonidos extraños a mi alrededor. Era el sonido de las tropas estadounidenses tratando de perforar un agujero en la cueva. En ese momento, escuché la voz del capitán. Es una «operación umanori (ataque a caballo)», dijo el capitan. Entonces las rocas se derrumbaron con un ruido terrible. Los estantes del refugio soportaron las rocas que se derrumbaron, y pudimos sobrevivir sin recibir un golpe directo de las rocas.

No sé cuántas horas pasaron después de ese ataque, cuando el humo y el gas en el refugio se calmaron, los sobrevivientes restantes decidieron ecapar. El capitán me dijo «Ven aquí y agarra este cinturón» El capitán sacó su gran espada japonesa de su cinturón y la dejó allí. Respondí «sí señor» al capitán y agarré el cinturón y comencé a caminar. Cuando salí detrás del refugio bajo la luz de las bengalas, presencié una escena tan trágica que me estremecí de horror. Cabezas destrozadas estaban pegadas a las paredes y las extremidades colgaban por todos lados. Al mirar los pies, las entrañas de los cuerpos sobresalían y toda el área estaba cubierta de sangre. Estaba lloviendo, y no podía decir si el líquido acumulado en el suelo fuera sangre o agua, incluso lo que parecía ser una roca era en realidad un cadáver. Sin darme cuenta, me tropecé con un cadáver y me caí al suelo. Solté el cinturón del capitán que estaba sujetando y caí por un precipicio. Cuando me desperté después de haberme desmayado, estaba en medio de una pila de cadáveres. Miré a la derecha y a la izquierda, y había cadáveres por todas partes, incluso en mis pies. «No quiero morir aquí» pensé. Arrastrándome fuera de ese lugar, me dirigí a una zona iluminada por bengalas. Entonces se acercó un soldado estadounidense, así que no tuve más remedio que sumergirme entre los cadáveres y pretender que estaba muerta.

En el camino hacia el sur, cuando llegué cerca del Ichinichi-Bashi (puente), dos soldados japoneses aparecieron desde un cañaveral y de repente me atraparon. Dijeron: «Levántate», e intentaron que me pusiera de pie. “¿De dónde vienes?”, preguntaron. «Soy de Shuri», respondí. “Shuri ya ha sido tomado por las fuerzas estadounidenses. Debes ser un espía”, dijeron. Me preguntaron una vez más de dónde había venido. Les dije que estaba con el Cuerpo de Nakaoka en el Templo Ankokuji, y que fuimos atacados allí. Respondí que yo era la única que estaba separada de los demás y que vine aquí sola. Los soldados japoneses preguntaron el nombre del líder del Cuerpo, así que respondí: “Capitán Nagaoka”. Tan pronto como los soldados escucharon «Capitán», «El Capitán pasó por aquí hace cuatro horas» dijeron, mostrándome el camino.

Hacia el sur de Itoman en busca del Cuerpo de Nagaoka

Después de eso, me dirigí hacia el sur desde la communidad Tsukazan, y continué caminando durante días en busca del Cuernpo de Nagaoka. En el camino, supe que el grupo del Capitán Nagaoka había llegado a la cueva de Todoroki en Itoman. Llegué a la cueva de Todoroki el 4 o 5 de Junio. Cuando fui al fondo de la cueva, la policía de la Prefectura de Okinawa, y empleados de la comisaría de Shuri estaban allí. Muchos soldados y residentes también habían evacuado a las cuevas. Algunos soldados resultaron heridos, pero unas 40 personas sobrevivieron al frente de Shuri. Luego, el Cuerpo de Tama emitió una orden a los miembros sobrevivientes del Cuerpo de Nagaoka para apoyar las líneas del frente de Maesato, Kuniyoshi. Por lo tanto, alrededor de 20 personas del Cuerpo de Nagaoka fueron al frente de Maezato, Kuniyoshi. Pero la mayoría de ellos nunca regresaron.

Después de eso, nos mudamos a una cueva llamada «Mayaa-gama» en Itoman y permanecimos allí hasta el 22 de Junio. Allí no había comida ni nada. Escuché que unos 200 residentes locales de áreas circundantes de Yamashiro y Kamisato se habían refugiado en esa cueva, pero las tropas japonesas expulsaron a los residentes y se apoderaron de la cueva. Usamos las vallijas que habían dejado los anteriores evacuados para recoger el agua que goteaba en la cueva de piedra caliza, y compartimos el agua de a un sorbo por persona entre todos. El agua por sí sola no era suficiente, por lo que los médicos idearon una forma de obtener sal. Las paredes de la cueva de piedra caliza contenían una sustancia llamada «Ishi no Anda (sal de roca)». Nos dijeron que al romperlos en pequeñas piedras y llevárnoslos a la boca, nos haría salivar, lo que evitaría que nuestro cerebro muriera. Así es como pudimos sobrevivir.

Despedida con el Cuerpo de Nagaoka

Para el 22 de Junio, ya no se escuchaban ningún sonido de disparos navales ni bombardeos. Entonces se escuchó una emisión desde el mar. «Residentes, no mataremos a los que no resistan, así que por favor salgan con las manos en alto.» Estas emisiones se escucharon durante las oscuras horas del amanecer. El Capitán Nagaoka se acercó a nosotros cuando todavía estaba oscuro afuera y nos dijo: «La última órden es llevar a cabo un ataque general, por lo que las mujeres y los niños deben rendirse.» Contiuó diciendo: «Esta fue la órden, así que eso es lo que deben hacer.» “Gracias por todos sus esfuerzos a lo largo de esta dura y larga lucha.”Y así entre la penumbra, estrechó la mano de cada uno de los miembros. Y por último, el capitán nos dijo: «Ustedes son jóvenes, vivan» «Vivan y cuenten a todos la historia de esta Batalla, no se mueran.»

Reencuentro con la familia en el campo de concentración

Después de eso, salimos de la cueva y nos hicieron prisioneros de guerra. Luego, mientras vivía en el campo de concentración de Ishikawa, hubo muchas personas que me ayudaron. Las fuerzas estadounidenses me cuidaron en un hospital militar cuando enfermé con una fiebre alta. Ahí es donde me cortaron el cabello y me sacaron todos los piojos, me cambiaron de ropa, que etsaba cubierta de piojos después de haberla usado durante todo este tiempo. Estaba agradecida de parecer humana de nuevo. Además, las fuerzas estadounidenses abrieron escuelas de inmediato en los territorios ocupados. Mientras estábamos en el campo de Batalla en Shimajiri, la escuela ya había comenzado en Ishikawa.

Un día, un familiar varón, que pensé que se había ido a unirse al escuadrón de aviones suicidas, llegó al campo de concentración de Ishikawa en un jeep estadounidense, después de vivir en Manchuria. Aparentemente, su avión se estrelló frente a la costa de la isla Ie, fue arrastrado a la playa, rescatado por los habitantes de la isla, y también recibió tratamiento para sus heridas dentro de una cueva. Solía trabajar para el Ferrocarril de Manchuria, así que hablaba el inglés con fluidez. Su fluidez tanto en inglés como en japonés fue útil al hacer entregas a las estaciones de racionamiento, y estaba trabajando para el ejército de los EE.UU., en la Estación de racionamiento QM. “Traeré un lápiz y una hoja de papel mañana.» «Quiero que escribas los nombres de los miembros de tu familia”, me dijo. «Los buscaré en los 11 campos de concentración». Los anoté tal como él me dijo que lo hiciera, y él vino a recibirlo en unos días después. Después de eso, recibí una respuesta de mi madre en menos de un mes.

En ese momento, mi madre y mis dos hermanas menores no tenían comida ni un lugar donde vivir, abandonaron su lugar de evacuación, cruzaron las montañas y el río Ookawa, y se mudaron a Sedake en la aldea de Kushi. Cuando nos enteramos de esto, el familiar le pidió a un soldado estadounidense que me subiera a un camión, y obteniendo un certificado de visita fuera del distrito, fui en un camión de reparto de commida. En ese momento, mi deseo encontrarme com mi madre era mayor que mi miedo a los soldados estadounidenses. El soldado estadounidense que estaba descargando suministros en la estación de racionamiento de Sedake nos vio a mí y a mi madre abrazándonos y llorando, y él también se conmovió con lágrimas en sus ojos. No hablábamos el idioma del otro, pero él estaba llorando junto con nosotras. Pensé que la alegría que se siente cuando padres e hijos se reencuentran es la misma, sin importar el país. Incluso cuando regresamos al campo de concentración, ese soldado estadounidense puso muchas gomas de mascar y otras cosas en una bolsa, y me la entregó mientras me ayudaba a bajar del camión. De este modo, pude reencontrarme y estar con mi familia.

Del campo de concentración a Komesu, Itoman

El 25 de Enero, los aldeanos de Mawashi tuvimos que trasladarnos al sur. El camión se detuvo en la ubicación de la actual Torre Conmemorativa Konpaku (espíritus) en Komesu, Itoman. Cuando miré alrededor de mis pies y el área circundante, restos de cuerpos estaban esparcidos por todas partes. Me preguntaba qué iban a hacer con nosotros reunidos en un lugar como este y cómo íbamos a vivir de aquí en adelante. Tuvimos que ir a las carpas de campamento que nos asiganron. No sólo eso, seis familias estaban asignadas en cada carpa de campamento.

Al día siguiente, los aldeanos de Mawashi fuimos reunidos en un área abierta. Hubo una charla del nuevo alcalde de la aldea: «Soy Kazunobu Kaneshiro, el nuevo alcalde de la aldea». «Estamos aquí porque no podemos entrar a la aldea ya que el ejército estadounidense está estacionado allí». «Como todos saben, en esta área hay restos de muchos que perdieron la vida». «No podemos vivir nuestras vidas con dignidad mientras pisamos estos restos». «Primero que nada, reanudemos nuestras vidas recolectando estos restos». “Las familias con dos adultos, uno debe recolectar alimentos mientras que el otro recolecta restos”. «Así es como pienso proceder ahora». Esas fueron sus palabras.

Trabajo de recolección de restos

Una vez que el ejército de los EE. UU. otorgó el permiso, se reclutó un equipo para la recolección de restos. Había alrededor de 100 voluntarios al principio, pero todos tenían miedo de lo que les harían los soldados americanos si se involucraban en la recolección. Hubieron algunos que optaron por no participar en los esfuerzos de recolección de restos, porque aún quedaban muchos artefactos sin explotar en el suelo y era difícil identificarlos. Pero aun así y al final de cuentas, se reunieron alrededor de 100 voluntarios, así que se dividieron en 3 grupos y comenzaron los esfuerzos de recolección.

Primeramente, comenzaron recogiendo los restos de sus propios familiares. Recogieron los huesos de familiares y parientes que sabían dónde estaban enterrados. Luego, se dividieron en tres grupos, y cada grupo del equipo de recolección de restos estaba a cargo de un área determinada. Así comenzó ese trabajo. Comienza la vida escolar

Durante nuestra primera semana después de mudarnos a Komesu, nosotros los estudiantes, tuvimos que pasar por los procesos de transferencia a la Escuela Secundaria Itoman. Las que asistían a escuelas femeninas o secundarias antes de la guerra, fueron transferidas a la Escuela Secundaria Itoman. El equipo de recolección de restos trabajaban en ello, y nosotros los estudiantes, fuimos a la escuela. En ese momento, había alrededor de 40 estudiantes de la zona, entre ellas 12 eran mujeres.

El lugar donde murió el Teniente General Buckner del ejército de los EE. UU., era cerca de la ruta escolar en Maesato, por lo que había muchos soldados de todas las razas que visitaban ese lugar. Los soldados acudían a visitar el monumento conmemorativo del Teniente General, los días que no estaban de servicio. Un día, de camino a casa durante la primera semana después de que comenzamos a asistir a la Escuela, nos encontramos con una multitud de soldados que habían acudido a visitar el monumento connmemorativo. Dos alumnas fueron perseguidas por unos 5 soldados estadounidenses, y casi fueron atrapadas. Entonces, un estudiante varón recogió piedras de un campo de cultivo y las lanzó sobre los soldados. Al parecer, la piedra golpeó la cabeza de un soldado y los soldados estadounidenses huyeron. Mientras tanto, el estudiante varón tomó de la mano a la estudiante y la llevó de regreso a casa a salvo. Informamos a los padres acerca de las circunstancias de ese acontecer. Dijeron que no deberíamos arriesgar nuestras vidas por obtener educación, cuando nuestra vida se salvó al sobrevivir a la guerra. Entonces, decidieron que no se les permitiría a las mujeres ir a la escuela, y a partir de entonces, solo los varones podían asistir.

Después de eso, durante dos semanas, se asignaron trabajos a las estudiantes mujeres. En aquella época, los huérfanos de guerra no tenían ropa que ponerse. Algunos niños, tenían que envolverse en todo tipo de cosas y permanecer sentados todos los días, porque no podían pasar los fríos días de Enero estando desnudos. Nos dijeron que consiguiéramos uniformes HBT usada por soldados estadounidenses, desarmar la tela, y costurar ropa para los niños huérfanos. Así que las estudiantes mujeres, costuramos ropa para los huérfanos.

Mientras tanto, se estableció la escuela filial Mawashi de la Escuela Secundaria Itoman, que se puso en marcha con un Director y tres profesores: Matemáticas, Japonés e Inglés. Yo estudiaba en la escuela por la noche, ya que durante el día, me dedicaba a recolectar restos.

Origen de la Torre Conmemorativa Konpaku (Torre de los espíritus)

El día de inauguración de la escuela filial, el alcalde del pueblo designó 2 días para recolectar los restos entre todos los aldeanos. No solo el equipo de recolección, sino todos los aldeanos debían recolectar los restos a su alrededor. Se reunieron los restos en un área abierta, donde ahora se encuentra la Torre Conmemorativa Konpaku. El lugar de la Torre Conmemorativa Konpaku, no era originalmente un terreno plano. Como era un área hundida, se colocaron los restos
recolectados en «Kamasu (sacos de yute)», «Coloca la cabeza aquí y las extremidades allá», nos instruyeron. El lugar donde se colocamos los restos no era plano sino hundido. En aquel entonces, no había herramientas ni maquinarias de excavación, pero allí se almacenaron y enterraron restos de aproximadamente 35,000 personas.

Inicialmente recolectamos restos de más de 2,000 personas, y trabajamos bajo la dirección de los miembros del equipo de recolección. «Esto, que está dentro de los huesos, es un fragmento de un proyectil de artillería». «Eso no explotará, así que es seguro recoger estos restos». Así era el tipo de instrucciones que recibíamos. Y antes de recolectar los restos, juntábamos las palmas de las manos y decíamos “Guburii sabira (discúlpeme)”, ya que incluso las personas vivas se sentirían incómodas si no supieran a dónde las están llevando. Y luego decíamos «Unchikee sabira (No te preocupes, nosotros te guiaremos)» Nos aconsejaron que siempre juntáramos las palmas de las manos sobre los restos, y dijéramos «Guburii sabira». Después de orar, nos enseñaron a recoger primero los huesos de las extremidades, y por último el cráneo, y nos enseñaron a colocar el cráneo en la parte superior al meterlo en los sacos de yute. Los restos de dos personas llenaban un saco. En ese momento, era muy difícil para los niños delgados como nosotros cargar los sacos llenos de restos. No comíamos lo suficiente, carecíamos de fuerza física, y no podíamos llevarla por nuestra cuenta. Se necesitaban dos personas para cargar un saco, uno sosteniendo cada lado.

Un día, encontré un lugar donde había muchos tomates pequeños y la hierba crecía espesa. Cuando sacudí la hierba, encontré tres huesos de cráneo. Los huesos de la madre eran grandes, y su espalda estaba inclinada en posición sentada. Parecía como si estuviera cargando a niños pequeños. Cuando recogí esos huesos, me preguntaba por qué estos niños pequeños tuvieron que ser asesinados, y cómo se sentiría esta madre cuando murió frente a sus dos hijos. Pude imaginar la escena porque yo también soy mujer. Mis manos temblaron de ira, y no pude recoger aquellos restos de inmediato. Mi amiga y yo pusimos los restos de esta familia de tres en un saco, pero ni siquiera pudimos arrastrar el saco cuando llegó el momento de cargarla. Las dos trabajamos duro para levantar el saco y llevarla a la Torre Conmemorativa Konpaku. Me hizo pensar profundamente en por qué la gente tenía que pasar por experiencias tan terribles, y en qué consistía la guerra. Y la ira comenzó a acumularse dentro de mí. Me preguntaba por qué mi país, no necesariamente el ejército japonés, permitió que su población muriera de una manera tan horrible.

Nosotros, los aldeanos de Mawashi, continuamos recolectando restos a partir de entonces, en el lugar donde se construirían la “Torre Memorial Himeyuri” y la “Torre Memorial Kenji”. El alcalde y su esposa fueron muy dedicados al trabajo.

Asistí a una escuela femenina durante dos años, y la Batalla de Okinawa comenzó a mediados de mi tercer año. Después de la guerra, asistí a la Escuela Secundaria Itoman, luego a la escuela filial Mawashi, y finalmente me gradué de la Escuela Secundaria Shuri. Por lo tanto, no recuerdo realmente lo que he estudiado. Asistí a la Escuela Secundaria Shuri desde Septiembre de 1946. Estudié en la la Escuela Secundaria Shuri durante medio año, y estudiábamos con libros de texto mimeografiados.

Un mensaje para los jóvenes

Lo que quiero decirles a los jóvenes es que es muy importante escuchar las experiencias de la guerra, pero antes de eso, quisiera que tengan una sólida comprensión de la historia. ¿Por qué estalló la guerra? Si descuidamos el aprendizaje de la historia, no podremos crear una sociedad pacífica.


La Sra. Yasuko Onaga se convirtió en profesora de escuela primaria y se dedicó a la educación para la paz. Después de jubilarse, continuó contando la realidad de la Batalla de Okinawa como una «narradora» basada en sus propias experiencias. Como sobreviviente de la guerra, tiene un fuerte sentido de misión, y se ha dedicado a transmitir la historia de la Batalla de Okinawa a muchas generaciones jóvenes, tanto dentro como fuera de la Prefectura de Okinawa.